El programa de Oscar González Oro debería ser denunciado al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial como agente de contaminación auditiva. Si, el hombre que “alegra” las mañanas de muchos argentinos, a otros se las hace sencillamente insoportables.
Partiendo de la premisa que cualquier programa de AM tiene una calidad de sonido jodida, capaz de hacer que un tema de Madonna suene como un tango, las interjecciones de Oro retumban en el oído interno del oyente haciendo de la escucha algo lacerante. Martirio que sufrí al subirme en un remis esta mañana.
Durante quince minutos me fumé el timbre de voz de Oro espetando sus característicos “eeeeeeeee” “aaaaaaaa” “eeeeeeee” “dale gassss” “gracieeeaaass” mechados con esa música choronga, híbrida entre reggaeton y romántico. Para peor, a toda esa orgía de grasa sonora hay que agregarle las risas condescendientes de sus compañeros de mesa, la presencia de Laura Ubfal, y los interminables saludos de la gente al “Negrito querido”. Porque los oyentes se contagian de Oro, y terminan hablando como él.
Oscar González Oro no puede escapar al uso constante de diminutivos, por ejemplo: Lauri dame una cortita y al pie /Doce y cuarenta y siete minutitos/Gracias Pedrito/Lito la ultima vueltita/ Linda mañanita. Tampoco puede resistirse a cantar arriba de los temas vomitivos que pasa el sonidista, música que después el público puede descargar a través de la página 10musica.com. Escuché entonces a Oscar González Oro cantando a dúo con Diego Torres, con Julieta Venegas y luego con Ricky Martin, todo en un mismo programa, y a veces hasta se prende la locutora encargada de pasar los teléfonos.
A medida que el remisero se acercaba a esquinas transitadas, subía el volumen que se mezclaba con los frenos de aire de algunos colectivos, los motorcitos de las Zanella y la radio. En un momento ya no distinguía al programa del ruido, a Oro del bocinazo, a Ricardo Montaner de las frenadas, me fue más placentero oír el ruido a motosierra de vehículos sin caños de escape que el programa propiamente dicho.
Paradójicamente “El Oro y el Moro” es de lo más escuchado en la radio con la mayor cantidad de oyentes, rompiendo sus propios records de audiencia día a día. A continuación les adjunto un cuadro muy interesante con la escala de ruidos en decibeles y sus consecuencias:
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